La embriaguez causada por Anaïs Nin, no tiene límites. Sé que lo que recuerdas porque tu memoria es así, semejante a la de un paquidermo y si no, soy yo quien va perdiendo la memoria. Aquella noche, cerca de las 8 quizá, acompañados por unos buenos amigos nos fuimos al cine, al ocho y medio si es que no lo he olvidado, pues mi memoria no es como la del paquidermo y recuerdo tan solo unos cuantos detalles. En el cine, nos dejamos llevar por el primer encuentro, aunque para ambos no era el primer encuentro, ni siquiera la primera vez, y sin embargo desde ese momento nos dimos a la tarea de averiguar qué ocurría con su vida, con sus sueños, con sus aventuras, desde luego que hablo de ella, de Anaïs, que sin lugar a dudas deja marcado a todo aquel que se le acerca. Henry y June. ¿Lo recuerdas?
Nos pasamos la vida citando, compitiendo con los grandes de la literatura, una lucha desleal porque ellos pese a estar muertos tienen gran peso en la literatura de hoy y en nuestras vidas. A estas alturas, una vez que vas leyendo las obras de tus escritores favoritos, lo que deseas es encontrar algo que revele ese misterio, esa vida que han llevado, que nos confiesen de alguna manera el nombre de sus amantes, el nombre de sus pasiones, su historia, su vida, sus emociones, sus desencuentros, y todo lo que giraba en su interior a lo largo de su proceso creativo, uno desea asomarse porque todo escritor y el que no es escritor también aunque en menor medida, goza de ese espíritu voyerista.
En estos tiempos escribir por encargo parece ser o suena como una tarea un tanto imposible y recibir a cambio un dólar por cada relato, nos parece aún más lejano, pero ambos, lo sabemos muy bien y nos hacemos los sorprendidos si alguien nos plantea dicha posibilidad, y la realidad es que estamos muy cerca de eso, la tecnología, la red de redes nos ofrece un poco más que prostitución cibernética o cibersexo, nos ofrece esa posibilidad de mostrar lo que somos, lo que hacemos y nos deja acariciar esa posibilidad de mostrar al mundo lo que vamos escribiendo y de paso, si corres con suerte alguien te va a pagar un dólar por cada relato que puedas escribir, aunque no tengo claro si dichos relatos tendrán que tener ese corte erótico o sexual, lo que Anaïs durante algún tiempo logro hacer, hoy este mundo nos da la opción de hacerlo todos los días, pero hacerlo de manera magistral, nos obligaría a convertirnos en Anaïs y eso no es cualquier cosa.
Mientras tú lees: Delta de Venus, mientras mis tardes se ven confundidas por las constantes amenazas o mientras alguien se roba al tigre de un circo, los días también me alcanzan para leer y eso me hace sentir a plenitud. Mis lecturas a estas alturas deberían estar inmersas en los «chismes», en lo que estaba haciendo uno u otro autor hace algunos años y no tan solo esa lectura un tanto lineal de su obra, porque estaremos de acuerdo que la obra de un escritor incluye tantos sus trabajos como su vida y dentro de sus vida muchos otros tantos aspectos interesantes.
Más allá de la amistad es importante reconocer cuando las personas que vas leyendo a diario logran transmitir todas sus pasiones en lo que hacen, y disfrutas de recomendarlos, de hacerlos notar en ese grupo de amigos que frecuentas y dices que no pasen por alto la oportunidad de hacer la lectura:
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