Los asesinos suelen cometer un error. Los escritores de relatos de asesinos suelen cometer muchos errores, entre seis o siete, pero lo que estaba claro es que Erwin no podría ser el asesino, aunque para Laura Blake, fuera el principal sospechoso. Otra cosa que no encajaba para nada con la muerte de esta pareja era la forma en la que fueron encontrados, no podría ser un sicario el actor material porque ellos no se preocupan por los detalles, ni por acomodar los cuerpos de sus víctimas y sobre todo, sus escenas del crimen suelen quedar manchadas de sangre. Un crimen pasional. Es lo único que se me ocurría. Esta historia no tiene sentido si lo que se intenta es engañar al lector a lo largo de un número determinado de páginas. No se trata de ir contando cada uno de los eventos guardando un poco de la historia para que al final el lector nos abandone o para sorprenderlo con una historia que carezca de sentido.
La noche en que murieron llegó primero un coche patrulla, acudió al llamado de unos vecinos, que se toparon con los cuerpos sin vida, cuando regresaban del trabajo. Los agentes de la policía vieron la puerta de la casa abierta y una pequeña luz que salía del interior de la misma. Antes de entrar me llamaron; me dijeron que se trataba de un doble homicidio, ellos pensaban que se habían topado con un caso extraño o eso les parecía a ellos, su olfato de sabuesos entrenados en el crimen les advertía que aquello estaba fuera de cualquier rutina. Para cuando Laura Blake me llamo, yo había recorrido casi todos los rincones de la casa. No tenía claro si era parte de la escena del crimen, pero llamaba poderosamente mi atención.
Algunas cosas seguían dando vuelta en mi cabeza. Resulto por ejemplo que las tarjetas de crédito que se habían encontrado cerca de los cuerpos, eran clonadas y eso no ayudaba en nada para resolver el caso. El dinero en efectivo era poco, así que la idea de se tratase de alguien importante también se tenía que descartar, en cuanto a los preservativos, surgían dos variantes, la primera es que el dueño de ellos era una persona joven que le gustaba andar preparado por si se presentaba la ocasión, la es que pertenecieran a la persona muerta y que la mujer que estaba con él, fuera su amante y para él resultara importante protegerse o que ella fuera una prostituta, lo cual quedo descartado al comprobarse la identidad de ella y su oficio.
Lo de la memoria usb, aún no se lograba acceder a ella, la navaja parecía ser un artefacto de lo más común y las croquetas para perro no decían nada. La hoja en blanco doblada en cuatro quizá tendría algún significado pero nadie podría atreverse en este momento a lanzar una teoría acerca de ella. Las cuatro balas calibre 32, esas significan algo, quizá era la única pista verdadera que se tenía, habría que trabajar en ella. Pensamos en una Browning, en general una calibre 32 resulta ser un arma de mujer, pero la ropa era de hombre, pensé que si la ropa no pertenecía al muerto, y de pertenecer al asesino, entonces la posibilidad de que el asesino fuera gay, se multiplicaba, igual y el muerto era gay. Creo que nunca antes me había sentido tan desorientado.
Crimen pasional, de eso se trata fue lo que me dijo Laura Blake.
Laura Blake estaba enamorada de Carlos. Lo de él era ser un detective literario. Ella gustaba de la poesía, ese era quizá su mayor talento. Al estar enamorada le resultaba más fácil deducir lo que sucede, no dejaba escapar los detalles, las emociones basadas en los acertijos eran su fascinación. Ellos hacían una pareja explosiva, aunque Carlos nunca le había confesado lo que sentía por ella.
La policía tenía una teoría simple. El par de homicidios era del orden pasional. La chica que era novia de un tipo con probables nexos con el crimen organizado, le había sido infiel con un hombre mayor del que nadie sabía nada; se presumía que el desconocido o bien era un delincuente más que había llegado a la ciudad para engordar su cartera o se trataba de otro soñador que se había quedado de este lado del río y había abandonado su ideal del sueño americano, como sea nada de eso tenía importancia. Pues bien tenemos la escena del crimen del que se deduce un crimen pasional y lo extraño del caso es que ambos estuvieran tirados a la entrada de la casa del novio, pues eso lo hacía ver como el único sospechoso. Se desprendía de que esos cuerpos estuvieran tirados a la entrada de esa casa lo siguiente: el amante de la chica había sido llevado hasta ese lugar a base de engaños, a ella la habría llevado el novio con la promesa de algún regalo, ya reunidos en el lugar quizá fueron amagados con un arma mientras el asesino llevaba a cabo su venganza. Les dieron muerte con arma blanca, se presume el uso de un verduguillo. El asesino intentó sacarlos de su casa, primero arrastro el cuerpo del hombre que estaba al frente y después acerco el cuerpo de la mujer, pero algo lo hizo entrar en pánico y salió del lugar a toda prisa. Así que todo estaba claro, habría que encontrarlo y dar carpetazo al asunto.
Yo no podía creer que los policías creyeran que el asunto había sido fácil e insípido, esos homicidios eran una obra de arte, en los cuerpos no había marcas de tortura, la herida en cada uno de ellos había sido elaborada con detalle, con gente que sabía dónde y cómo acabar con las vidas de estas personas. El lugar fue escogido como un escenario, no como el lugar de los hechos, fueron acomodados en ese lugar obedeciendo un capricho natural del artista de ese crimen. Era semejante a la obra de Ron Mueck: “Pareja acurrucada”. La misma disposición, la cosa tenía un sentido estético.
Había dormido poco últimamente. Los sueños te he dicho que me persiguen todo el tiempo. Incluso el sentido de la realidad parecía distorsionado. Dos o tres veces me había encontrado con mis pequeñas hijas y ellas reían llenas de alegría. Lo que se repetía siempre era que ellas me señalaban ese cartel donde se anunciaba una exposición fotográfica. Llegue a pensar que todo eso me sucedía por mi obsesión con este asunto y porque no deseaba olvidarme de lo que les había pasado a ellas. El viajero. La exposición era de retratos de algunos rostros antes de entrar en los campos de la muerte. Era algo extraño que una persona en especial pudiera estar presente en diferentes momentos de la llegada de la muerte. Lo complejo del asunto es que pocos repetían el escenario y ni uno de ellos había muerto en un hospital no dejaba de preguntarme como es que lo lograba, pero lo que en verdad me tenía preocupado era el mensaje que mis niñas me intentaban dar y que yo no lograba descifrar. Pensé que me estaba dejando llevar por mi coraje y mi tristeza, quizá era tiempo de hacer las cosas de forma objetiva.