La había soñado. Me levante dando un brinco y di mil vueltas en la habitación. Abril no podía ser tan solo un sueño. Lo primero que se me vino a la mente fue el averiguar dónde estaba y desde luego responder a preguntas básicas de seguridad para confirmar mi identidad, no es que yo me sienta vulnerable o que con esto este admitiendo que estoy loco, pero es necesario tener un protocolo de seguridad para casos donde uno se encuentre desorientado o tenga altas sospechas de que todo lo que está sucediendo no va de acuerdo con la realidad diaria. Aunque la realidad diaria no es otra cosa que un desmadre inventado para complicarnos la vida, la vida que no es otra cosa que una serie de engaños que terminan por cansarnos y vivir en el desengaño. Si todo era un sueño como en ese momento estaba creyendo, quien demonios era yo, y quien era Abril y en realidad estaba casado y tenía un par de hijos y sobre todo estaba yo calvo o solo me rapaba para dar una apariencia de ser evolucionado. Nada podía ser más cruel que la realidad cuando no coincide con lo que en realidad queremos.
Antes de llegar a cualquier conclusión me puse a llorar, lloré tanto que aún me siento sorprendido.
Estaba en un cuarto extraño de metro y medio por tres metros de largo, escaza luz, no había ventanas y se sentía un frío exagerado. La realidad que no es otra cosa que un intento desesperado por deformar todo lo que nos rodea, no me estaba poniendo en peligro. Poco a poco fui tomando conciencia de lo que estaba ocurriendo. Mitad de la noche un sitio fuera de lo habitual, aunque a estas alturas ya debería serlo. Estaba en el trabajo y una vez más me había quedado dormido. Soñé, es cierto y mi llanto no era por el miedo de haber perdido lo que era o representaba hasta ese momento de mi vida la presencia de Abril. Estaba llorando por una chica vestida de negra que segundos antes de despertarme había sido arroyada por un coche que viajaba a alta velocidad. Me había metido con la chica a un cajero automático y antes de sacar algunos billetes, sacamos un preservativo de su bolsa, la verdad es que no sacamos ningún billete y nos metimos al cajero porque nos traíamos ganas, si en este lugar existieran las cabinas telefónicas como las de Inglaterra, es casi seguro que nos habríamos metido a una de ellas, pero los cajeros automáticos son lo más parecido. Le desgarre el vestido negro mientras intentaba subirlo y de alguna forma la arranque las bragas, hicimos con nuestros cuerpos el amor que casi rozaba con la idea de sexo salvaje. Ya volvía a casa cuando la chica cruzaba la calle y entonces sucedió. Corrí hasta ella. Yo estaba aún espantado por el fuerte ruido del impacto del vehículo con su cuerpo y por el chillido de las llantas, en ese intento por frenarse. Justo antes de despertarme ella había desaparecido. Estaba muy agitado, pese que el lugar era muy frío yo estaba sudando y mis lagrimas me recordaban algún episodio de cuando yo era aún un niño.
No había indicios por ninguna parte que de Abril había existido.
Abril, con vestido negro es una mujer hermosa, un tanto felina, se podría decir que es una pantera, aunque ella no es negra, lo único negro en ella es su cabello abundante y un tanto rizado en las puntas o de la mitad a las puntas, ella es morena, de un color moreno que se te mete en los ojos con facilidad, tiene unos dientes hermosos y cuando sonríe es una Medusa en movimiento. Ella es muy delgada, tan delgada que piensas que al abrazarla se va a romper, pero nunca sucede, manos suaves, mirada intensa, soñadora amante de los gatos, sobre todo si son blancos. Siempre está cantando y lleva unos lentes para esconder su mirada de otras miradas indecentes que le proponen irse a la cama con ellos, sus ojos poseen el encanto para hechizarte, toda ella posee ese encanto. Era de esperar que yo estuviera confundido con la idea de que ella era parte de un sueño.
Cuando tome el celular y le envié un mensaje, Abril me contestó, ella seguía allí, en ese mundo de realidades un tanto perverso. No me importaba nada de lo que había soñado, Abril estaba viva y yo podía decirle que me gustaría hacer realidad el sueño de meternos al cajero automático una noche de estas, después de todo, la vida no es otra cosa que un sueño.
Ella y yo hemos compartido todos estos días, sin que nada sea seguro, el viaje de ella, mis sueños. Lo único cierto es que Abril, siempre me contestaba a los mensajes, que estaba siempre conmigo, que me contaba su vida y casi siempre hacíamos el amor los lunes. Ella estaba viva.
Tengo mi propia Abril. A veces su realidad sobrepasa mi irrealidad.
Nos tenemos que poner de acuerdo, porque si ella es la misma, conoceremos más de ella
abrazos
Reblogueó esto en Cuatro Caminosy comentado:
«…casi siempre hacíamos el amor los lunes»
no hay nada como los lunes
gracias por el reblogueo, un abrazo enorme
A mí casi me recuerda al osito de peluche de la infancia o a la almohada de la que no te puedes desprender, sea como sea necesitamos de los sueños, para pervivir, aunque a veces se conviertan en pesadillas. 🙂
A mí casi me recuerda al osito de peluche de la infancia o a la almohada de la que no te puedes desprender, sea como sea necesitamos de los sueños, para pervivir, aunque a veces se conviertan en pesadillas. 🙂
No hay nada como hacer el amor los lunes y más cuando caen día festivo