Pongamos que alguien entiende tu sonrisa, que describe tu belleza, que te atrapa, que se pasa el tiempo pensando en ti, pongamos que nada es mejor que pensar en ti, pensemos en lo absoluto de pensar en ti, y que todas las cosas que nos enseñaron no tienen sentido, pongamos que te he imaginado antes y que por eso me viene esta agonía y que si despierto en las mañanas y no estás donde te he imaginado la agonía se prolonga hasta que el sol se pierde en algún punto del horizonte. Desde luego que eso a ti no te importa, pues te preocupas por tu muerte y no pierdes el tiempo en mí; eso hacemos todos los días, nos preparamos para la muerte, para eso hemos nacido y pensar y esperar es perder el tiempo. Perder el tiempo eso es lo que hacemos. Pongamos que alguien es capaz de entender lo que existe en tu sonrisa y en el secreto que se esconden en tus ojos, pongamos que hay cosas peores que perder el tiempo, como disparar una bala en forma de olvido o morir sin haberte pensado lo suficiente y un día decir, ya es demasiado tarde, ya no tiene sentido pensar más en ti. Pongamos que hoy es lunes. Luego nos inventamos que todos tenemos dueño y no importa si me escribes o te escribo una carta desde lejos, desde un pequeño cuarto o un rincón al que le tenemos mucho afecto, no importa si estas sentada a las orillas del Sena y yo del Bravo o al revés, para las distancias es lo mismo, el orden no tiene sentido. Soy de los que nunca aprenden, evito, persigo me escondo, sueño. Pongamos que cuando estás en la calle te acuerdas de las cosas que te digo y me buscas entre todos esos rostros desconocidos, pero tan familiares, luego, pongamos que cierras los ojos y entonces pareces tan terrenal, tan sencilla, tan igual a todos, tan humana y democrática, tan simple: me quedo de ti todo lo que puedo, pero nunca es suficiente. El mundo nos ha fallado, eso debe ser y nos duele hasta la vida, los huesos, los sueños que no atrapamos. Pongamos que este no era tu día, ni mi día, ni mi vida ni tu vida, ¡maldita sea!, cuanto nos habría gustado. Me levante, fui a ese espacio de libros, de historias, de miradas que nunca se cruzan, siempre he odiado ese mundo donde las miradas no se cruzan, pero nunca busque solucionarlo. Prendí el monitor, vi caras alegres, vi historias depresivas, tristeza, derrota, me vi en tus ojos, sin que ellos me vieran. Una bala que acompaña a bolsas oscuras, yo que aún tengo sueño y el tiempo que no cesa y la vida que se nos escapa de las manos, al menso en eso somos iguales. Ojos cobardes los míos, ojos hermosos los tuyos y mi cuerpo que cada vez es más flojo, más viejo más lento. Pongamos que otros tienen una vida en verdad horrible porque no enloquecen como lo hemos hecho. ¿Qué puedo hacer ante este dolor, si poeta no soy?, hacerme la víctima no tiene sentido. Asesino el tiempo pensando en ti, pongamos que eso me permite volverme todo lo que deseo bajo mi propio riesgo. Las mujeres bellas siempre existirán, que sean bellas no engendra sentimientos por ellas, pensar en ellas es como hacer un trato con el demonio, porque al hacerlo estaremos perdidos, sin alma o imaginación. Pongamos que en esta vida solo hay un instante donde podemos dejarnos arrastrar por la ambición del dinero, pero a mí eso me da pereza, pongamos que pensar en las mujeres evita que tenga una vida aburrida, pero no sé nada acerca de ellas y entonces me siento a escribir. Pongamos que me cruzo contigo, que me dejo llevar por la intensidad de tus ojos y que por primera vez alguien entiende tu belleza, pongamos que eres mi entrada al paraíso, pero primero tenemos que pasar por tu cama, por tu historia, por tu vida, por esa historia que se gesta entre los dos, pongamos que me escribes, que te escribo, y que me encanta esta vida, pongamos que hoy empiezo a morir porque he adivinado tu presencia, pongamos que estoy loco y te he imaginado.
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Pongamos
Posted in A la hora de amar, Después del sexo, Historias de a pie, Historias sin fin, Las apariencias engañan, Lo demás es silencio, RELATOS, tagged esos ojos, otro instante más sin ti, pongamos, si alguien descubre en tu belleza, solo estoy loco on agosto 19, 2013| 12 Comments »
Para ella…quizá
Posted in A la hora de amar, Historias de a pie, Historias sin fin, Las apariencias engañan, Lo demás es silencio, RELATOS, tagged de sexo nada, esos ojos, estas ganas locas, para ella, perdición on junio 19, 2012| 4 Comments »
mirar a tus ojos y saber que en alguna parte del tiempo
se perdió la oportunidad de descubrir el otro encanto,
mirar y saber que nos hemos perdido, que nada es como
imaginamos, que los rostros dicen otra cosa,
pero que los ojos no mienten, que son transparentes
como el agua, como el río, como la sonrisa disimulada
como el hecho de que este tiempo pasa y tu cuerpo
desnudo se sigue negando a mis manos
a mis besos a este orgasmo tan postergado
sentir tu presencia y tu voz que me cuentas esas historias
a trazos, con pinceladas burdas, con tus caprichos
con tu necedad de que todos los hombres traemos
el mismo cuento, las mismas ganas, el mismo deseo
el mismo sueño, la misma muerte de tu ropa debajo
de sus camas, y cada noche te llamo, te advierto
que te quiero en mis brazos, en mi cuerpo desnudo
en esta carne que de tanto ver pasar los minutos
morirá en unos cuantos años y tú con tu voz
con tu historia, con tus groserías haces de mí
un ser ultrajado, un sueño
ver el día contigo y sin ti, con estas ganas casi lubricas
que a veces es más un símbolo que una grosería
que a veces es más deseo que pasión
que a veces es más tristeza que música
que no es otra cosa que no se ha dicho
y tú, huyes, te escondes, pero no te doblegas e insistes
que todos los hombres somos iguales, siempre con el mismo cuento
estos deseos casi lúbricos, y la muerte que me vence de sueño
y tu poesía que es ese andar, esa risa, esos golpecitos
ese acompáñame a ningún lugar
ese quiero que esté a mi lado sin estar
ese oro de este pobre que se sueña inmortal
inmoral y que se pierde en los olores de tu cuerpo
que no logro desnudarlo y luego tus ojos
ay tus ojos que me tienen atrapado
a veces en las tardes emprendo un viaje, no importa
si tiene regreso o si soy hechizado por ese canto que escondes
para tus amantes preferidos o para la eternidad que te prometes
a veces tu cara me parece tan cotidiana, tan de la rutina
que no me explico a dónde demonios se ha ido todo la seguridad
que de mí tenía, luego brota el silencio y la tibia leche
que sale de tu seno, que revela nuestra suerte
nuestra historia vista desde el fondo de un espejo
pasan todos estos días, la oportunidad se esfuma, te defiendes
de todos, con todos y besas al primero sino es que al único
que se entrega a tus caprichos y llega la hora en que este ardor es interminable
humilde, arte, y lloró, pero no de amor, sino de ganas
ganas por desnudarte el cuerpo y escribir en tu alma
y eso no es otra cosa que mi humilde sueño que nos
revela nuestra propia cara, nuestra propia esperanza
aunque la de cada uno sea diferente a la del otro