Teresa. Ya la había dicho antes, resulta un nombre aburrido. Hacía mucho que no leía a Joyce Carol Oates, lo último fue: Infiel, y por alguna razón había recordado en estos días, algunas de esas historias. Siempre había pensado ponerle el nombre de Teresa a uno de mis personajes, pero cada que lo intento pienso en el personaje Milan Kundera y los sueños de ella y el miedo que tiene a la desnudez, es definitivo yo no querría un personaje con miedo, me gustaría verla desnuda y la imagino, alta, un poco delgada y con unos senos grandes o mejor no la imagino y me pongo a inventar su vida, pero es difícil, sobre todo cuando tienes de competencia a la Teresa de Kundera. De qué demonios hablo cuando mi realidad parece estar divorciada de las cosas que más me gustan.
Hace unos días me habían hecho la endoscopia, el resumen era más o menos así; hiato laxo y esofagitis crónica que dicho en palabras comunes, es que estaba jodido y que lo más seguro, era la operación correspondiente, lo primero que se me ocurre es decir que no, que no estoy interesado en operación alguna, no quiero andar con el cuerpo tembloroso por toda la casa por efectos de la anestesia, como tampoco quiero salir de la operación con una complicación mayor o con la ausencia de alguno de mis órganos, quizá termine por perder años de vida antes de ganar en salud y yo me siento lleno de vitalidad.
No sé por qué demonios pensé en un título tan largo.
Qué demonios es el amor, supongo que ya he hablado tantas veces de esto, que hacerlo una vez más me restara credibilidad, aunque a nadie le importa la credibilidad cuando lo que se escribe termina en un blog. Lo que se del amor, es hacerlo con ternura y me gusta conversar después de hacerlo, quizá mis platicas son más bien un sueño, algo imposible y por lo tanto no existe rumbo posible y después de un tiempo seguramente ya no tengo ganas de hacer el amor y me la quiero pasar platicando, con el sexo la cosa es diferente, las ganas nunca se van y es como un pulso que todo el tiempo me está acechando y aprovecha la primera oportunidad para manifestarse y sin embargo pocas veces tengo sexo y más veces corro con la fortuna de hacer el amor. Mi vida transcurre entre un sueño, uno muy grande y que me es doloroso, porque estoy seguro que no me lleva a ningún lado.
Escribir; llegue a pensar que era una tarea muy fácil. Inventar un personaje, escribir dos o tres líneas diarias y ajustarse a un plan de trabajo, son algo de lo que no puedo decir que desarrollo con facilidad, ni con dificultad, solo no lo hago. Tengo que reconocer que todos aquellos que invierten la mayor parte de su vida para convertirse en escritores, los admiro. Pero esta historia debería hablar de amantes, de la rutina en el trabajo y de las mentiras, porque una vida sin mentiras es de lo más aburrido y vivir con la idea de tener que confiar en tal o cual persona, la verdad que da pereza. Escribir es lo único que deseo a diario, pero no siempre se puede hacer y es por eso que prefiero de disfrutar del sexo.
Escribir.. si.. y últimamente lo haces mejor. 😉
tú que siempre me ves con cariño querida…
Si.. ya lo sabes. Ernesto y Mónica, siguen por ahí. Besos 🙂
no lo olvido querida, no los olvido….
Dale a la pc y al omeprazol
trato de olvidar al omeprazol…