No es otra cosa que locura disfrazada de deseo
Era una mujer flaca, habituada a las fotografías y de labios delgados. Me deje llevar por ese impulso que siente todo loco que se cree escritor, hay que estar loco para pretender ser escritor, poeta o pintor o todo lo que tenga que ver con el arte, me deje llevar y solo entonces las cosas se salieron de control. Yo estaba acostumbrado a escuchar historias, todo mundo cuando se entera que eres escritor, te cuentan historias quejumbrosas que te provocan dolor de cabeza, las escucho mientras espero la muerte y con eso intento no fastidiarme, pero es imposible.
Ella tenía un rostro delicado y estaba triste, algunas veces se tiraba en su cama, boca abajo y mientras lloraba se repetía una y otra vez que se iba a suicidar. Le dije que todos hacen eso, que es un problema que más bien tiene que ver con la edad.
Mientras tanto, la mujer a la que había abandonado, se mudaba de país e iba dejando un rastro de cabellos ensortijados, cabellos que a la primera oportunidad se juntarían para formar una gran bola de pelos que rodarían por toda la ciudad tratando de encontrarme.
Me quedaban unos cuantos años y orina retenida en la vejiga cada que iba al baño. No había perdido el interés en las mujeres, pero estaba atrapado en un capricho, y de paso me había negado la oportunidad de amar a una mujer extraordinaria e inteligente, aunque debo confesar que no lo hice por miedo, las mujeres inteligentes me dan miedo, no porque se les caiga el cabello, sino porque tienen ideas extraordinarias y siempre están sonriendo.
Yo quería que la flaca fuera mi última conquista y en algún momento llegue a parecer pordiosero. Me daba pena. Su belleza era efervescente y su rostro sin notarlo aún se iba arrugando, como dije antes yo esperaba la muerte y que la orina acumulada no me apestara los pantalones en esas fugas odiosas y que suceden cuando menos lo esperas, mientras tanto la mujer que se había ido del país, publicaba su primer libro, ella al igual que yo estaba loca, solo así me explico su deseo por convertirse en escritora.
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