Me habría gustado orinar delante de ti, pero ya orino con dificultad, diminutos chorritos que me avergüenzan y los sábados se pone peor. Deje de beber mezcal, no por falta de gusto, sino porque en esta tierra no es algo fácil de encontrar y lo que encuentras tiene dudosa calidad y más bien parece bebida para los que gustan del dolor de cabeza al otro día. Lo que sí podría hacer es tirarme de pedos en la cama, pero hasta eso me da vergüenza. Veinte años atrás me habría aventurado a no cerrar nunca la puerta del baño y no solo eso, andaría sin ropa por todos los lugares que me gustan, pero esta es una ciudad extraña, a veces pienso que es un gran basurero, pero eso me pasa en días cuando el clima esta por cambiar, se que el clima esta por cambiar porque me duelen las rodillas y porque me pongo de un humor que nadie me soporta, ni siquiera yo, cuando eso pasa, es cuando lanzo pestes sobre la ciudad, pero nunca en contra de su gente, aquí habita buena gente, otras no lo son tanto, pero se necesita de gente mala, sino no existe el balance.
Todo el tiempo he querido hacer el amor con ella, la cosa no empezó así, pero tenía que tomar esa dirección y no es que sea alguna condición necesaria, ni un rito mediante el cual se comprueba que la amistad entre hombre y mujer no existe, que siempre existe una segunda intención. Me dan ganas de hacer el amor cuando llega la lluvia, todo el tiempo tengo ganas, pero cuando llega la lluvia, la cosa se pone peor y me dejo llevar por mi deseo-voluntad.
No puedo imaginar a una mujer que no tenga ombligo, aunque dicen que existe una operación para borrarlos, pero no me refiero a ese tipo de mujer, sino a las que nacen sin ombligo, dicen que ya existen y yo solo logro pensar en muñecas que a las que suelen llamar: esposas holandesas (los japoneses las llaman sex doll), pero tampoco son ellas. A ellas las deberían llamar las eternas, porque se pueden reproducir a voluntad, aunque nunca he visto a una.
Pero yo no hago otra cosa que pensar en ella, muchas veces me le pongo enfrente, me dan ganas de que ella abra las piernas y que ponga mi mano en su vagina, no importa si trae pantalones, pero eso nunca sucede y no me queda más que jugar con mis muslos y apretarlos una y otra vez para evitar una erección delante de todos, supongo que a estas alturas sería algo no muy divertido. Los viernes suele tomar algunos shots de algo que se parece mucho al mezcal, después de un rato, pierdo la cuenta y mi cabeza comienza a cosquillear, entonces me levanto y antes de irme a casa, paso al baños y dejo que esas diminutas bestias salgan con dificultad mientras orino y luego se pierdan en un ruido escandaloso mientras van a parar al drenaje y pienso que una vez más he perdido la oportunidad para que me veas orinar y creo que tal vez mañana sea un buen día para hacerlo frente de ti. Me joden los cambios de clima y tengo ganas de ya no ir a trabajar, no digo nada, y salgo a caminar, me duelen los muslos y un ligero ardor me corre entre las nalgas. ¡Nadie!, puede hacer algo para que yo me deje de sentir así.
La mejor solución unos buenos masajitos , relajarse y dar rienda suelta al placer
estoy en la etapa de los masajitos y la rienda suelta, besos querido y cada que me visitas soy la persona más feliz del universo
abrazos y besos