Octubre, primera hora del nuevo día. Después de presenciar un eclipse de luna y de casi acariciar el cuerpo de ella, suena el teléfono y aunque dudo por segundo, contesto de inmediato. Era el primer sonido discordante de la noche. Llamaban para saber el destino de un estudio o si era el estudio efectuado o para enterarse que demonios había pasado dos o tres noches atrás. Ella insiste en que cumplir años le sienta bien, yo no lo dudo pero me gusta discutir y le digo que no, que no le viene bien, que se tiene que cuidar. No me gusta la voz de la que ha llamado es otro de los sonidos discordantes y no solo la voz, tampoco me gusta el tono en el que me dice las cosas. A ella le gusta la música a todas horas y yo pienso en un ritmo caribeño para bailar toda la noche, cuando la noche nos junte, cuando el día nos sorprenda y estemos acostados imaginando las cosas que afuera suceden y escuchando la lluvia caer, junto a alguien más llamado mañana.
—¿Donde están los estudios de la niña Balli?, soy yo, de urgencias.
Tenían la costumbre de llamar cada que llegaba un paciente por la noche y casi siempre me decían lo mismo: llego paciente para que estés enterado, por si el doctor necesita algo, más tarde llamaban de nuevo para decir que no sería necesaria mi presencia, que ya podría continuar con lo que estaba haciendo y agregaban: que envidia. Yo me estaba convirtiendo en un hombre enojado, me enojaba mi reflujo, me enojaba no escribir al ritmo que yo deseaba, incluso me enojaba que a mitad del día me enviaran mensajes y no le contestaba a nadie, aunque esa es una mentira porque para ella, siempre estaba y no dudaba en contestar a cualquier cosa que ella dijera.
Tenía ganas de sacar del país a patadas a todos los políticos, estaba cansado de tantas muertes y de fosas clandestinas bien planeadas, fosas de las que todo mundo sabe y a nadie sorprende y mejor ni hablar del abuso de poder y de mis sueños, sobre todo no hablar de mis sueños porque me puede llevar toda una vida contarlos. Gente ruidosa, gente que no deja de ir o venir y ese ritmo agobiante de la ciudad y todo mundo a las expectativas de lo que pueda suceder cada que cruzas una calle y los políticos que nos dicen que las cosas están bien, mientras preparan sus campañas y tratan de hacernos perder la sensibilidad; y el destino de un país se compra y no es nada caro, y a esa venta le llaman democracia.
Vuelvo a la llamada y a la voz de la chica que ha llamado y a la forma con la que me pide un estudio o su manera grotesca de informarme cada que llega un paciente y vuelvo a ella, que piensa que cumplir años es un motivo más para festejar, quizá porque aún no le aparecen los males crónicos y porque no tiene que esperar dos o tres horas para una consulta. Yo me sentía enojado porque la vejez no se espera y cuando menos lo piense, ya la tendré encima.
Debería aprovechar el tiempo que permanezco despierto para describir todas las cosas que siento por ella. Lo que hago por las noches esta contagiado de silencios y cuando se rompe el silencio, cuando suena el teléfono y luego la voz de la chica que está en urgencias lanza sus notas discordantes, en ese momento la vida pierde su vertiginosa inmovilidad y yo regreso a la realidad diaria y nada es como lo sueño. Mi sueño esta contagiado de música.
Para algunos la meta es trabajar para sentirse vivos, para otros crecer es vivir y es lo más acertado.
Los amantes asumen alegre sus vidas, tienen el sueño más eficaz y no se detienen a contemplar el tiempo. Octubre de una luna magnifica, de lloviznas mañaneras de platicas que parecen no llevar a nada, pero también es un buen tiempo para morir, porque la muerte no sabe de historias, ni de amantes, ni de edades, y es un buen tiempo para llorar y cantar y para decir mi amor. Y las calles de esta ciudad son un buen pretexto para la violencia. Mientras que tú y yo hemos estado haciendo tiempo para no olvidarnos tan fácil de este nuestro destino. La luna nos recuerda que estamos a salvo. Ahora todas las historias, las más tristes, las que te encuentras al cruzar las calles, están llenas de gente, de gente que ha muerto, que ha desaparecido y escribo en ocasiones manipulado por el reino del horror. No es un misterio lo que puede suceder, como tampoco es un milagro que no hubiera sucedido antes.
Octubre primera hora de un nuevo día, apenas la noche intenta levantar el telón, se presiente la lluvia y la tristeza que viene después de oler la tierra mojada. He subrayado la palabra amor más de cien veces en lo que he leído esta noche y mi mano no tiene idea de lo que hace, pero escribe una y otra vez la palabra amor como si estuviera enloquecida, esto no es una muchacha que muere en mis pensamientos, estos no son sicarios, ni la absoluta perdida de la inocencia y escribo una y otra vez esta historia que parece no tener fin y se repite en mi mente, tan oscura como la noche y tan lejana como el aullido de un perro que apenas se percibe y mis ojos que no se acostumbran a la oscuridad, mis ojos que guían mi mano para subrayar de nuevo la palabra amor y pensar que esta historia no es una muchacha que tiene los ojos negros y no me tiene a mí y todo lo que ha sucedido esta por volverme loco. No hay una pérdida absoluta, solo es ese instante en el que la noche se despide y todo se ve diferente.
http://preciosamiaypreciosa.wordpress.com/2014/10/12/gracias-tintero-y-pincel/
Hola. Vente a Latidos. Te he nominado para un premio.
Hola voy a tus Latidos para darme gusto con el premio
abrazos
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Hola! me gusta mucho tu blog, te he nominado al “Premio dardos” Felicidades, siguelo aqui http://contrastesdealemontoya.wordpress.com/2014/10/13/un-premios-dardos-nice/
muchas gracias por el premio y voy enseguida a tu sitio
Toda la razón, cuando la noche se despide, todo se ve de otra manera. Cuidate
y los más rico es el sabor de la noche
abrazos maestro