Has oído hablar de los gitanos. Nos pusimos de acuerdo para quedarnos con todas las pertenencias del doctor. Ella era en realidad, bueno, no sé cómo llamarlo. Nos veíamos todas las tardes y el doctor insistía en querer hacer una vida con ella. Siempre me he preguntado por qué mi abuela me odiaba tanto. Luego se dio la oportunidad, el doctor la invito a su casa y yo dentro me estaba muriendo de coraje, sentía lo que tal vez llaman celos, pero seguía sin estar seguro de ese sentimiento. Lo primero era casarse. No había necesidad de forzar un matrimonio, pues el doctor estaba perdidamente enamorado de ella. Lo segundo era que ella y el doctor tuvieran un hijo, aunque ese hijo sería mío, nuestro, de los dos, después de eso y de el doctor pusiera una cosas a su nombre, entonces ella le pediría el divorcio y nos quedaríamos con la casa y nuestro hijo. Siempre nos gusto esa casa.
Antes de nacer mi abuela ya me odiaba. Ella no era gitana. Lo intento todo. Un día la abuela le dijo a mi madre que no tenía sentido que yo pudiera nacer, que su familia no lo pensaba tolerar, que su hijo no podría ser el padre del hijo de la sirvienta. Mi abuela era una de esas mujeres ricas que recién se estrenaba y por mucho que ella quisiera demostrar lo contrario, era imposible, pues la riqueza se mama. Me odiaba esa es la realidad, de seguir viva me seguiría odiando, pero eso a mí no me quitaría el sueño. Fue con un doctor para que este inyectara un poco de aire en mi madre y después de eso ya no habría nada, le dijo que era seguro, que tenía que acceder, porque si no le arrancaría la vida, que mi caso era algo perdido, que ella lo tendría que entender y que estaba condenado a ser un ladrón. Mi abuelo quien si era gitano y hacía muchos años no vivía con ella, le dijo a mi madre que huyera y eso fue lo que ella hizo. Me regalo la vida.
El doctor se la llevo a su casa y tuvieron sexo, no sé bien por cuantas horas pero eso me estaba matando. En casa me portaba raro. Mi mujer me dijo si quería salir a dar una vuelta, era claro que ella no sabía nada y lo único que yo deseaba era fugarme de la realidad y pensar que todo era un mal sueño. Luego ella quedo embarazada, no mi mujer, sino la otra, la chica sin frenos. Al principio pensamos que sería nuestro, pero al nacer, tenía toda la cara del doctor, además había nacido tres días después de mi fecha de nacimiento, lo cual era un claro indicador que no era mío, pues en la familia de mi abuelo, todos los primogénitos han nacido el mismo día. Incluso el único que tuve con mi esposa, cumple años el mismo día que yo. Me sentí traicionado y le dije que así no podríamos seguir. En ese momento lo que me interesaba saber es porque mi abuela me odiaba tanto, debí preguntarle a mi madre, pero pensé que era como revivir viejas heridas. Me aguante.
Mi abuelo no se había sacado la lotería, al menos eso me contó mi madre. Se pasaba viajando todo el tiempo, de un lugar a otro, fue así como conoció a mi abuela. Tal vez mi abuela tenía miedo de que un nieto despertará en su hijo, ese deseo de salir de su casa y de perder el destino que ella le había trazado. Ella tal vez, mi abuela, pensaba que su hijo merecía algo mejor que mi madre, quizá hasta había pensado casarlo con la hija del presidente de la república o porque no con la hija del embajador británico, tal vez estoy exagerando un poco y todo lo que mi abuela quería es que mi padre se casara con la chica más rica de la ciudad y que tal chica era hermosa e inteligente, como quien dice de buena cuna. Al parecer eso a mi padre le valió madre y me condeno a vivir sin padre y sin un recuerdo claro de lo había sido mi infancia.
Dejamos de vernos, no tenía idea de lo que había pasado con ella. Habían vendido la casa. Ella era manipuladoramente cruel y yo un aprendiz de ladrón, aunque eso lo traía en la sangre y ante los genes uno no puede hacer nada. En todo caso, yo no dejaba de preguntarme, ¿a dónde se había ido? Mi abuela me había traicionado, incluso antes de nacer, nunca fui suficiente para ella.
Un tiempo después me encontré con el doctor. Me dijo que su esposa era una madre anti natural, que los había abandonado, que se había llevado todo el dinero y que los había dejado a los dos solos, solos y con el perro, agrego. Nosotros, incluido el perro: la perdonamos, la olvidamos y ya no la echamos de menos. Ella era infiel, y supongo que se fue a vivir a New York, siempre estaba hablando de ese lugar.
Buena narración. Me ha gustado la cadencia de la lectura y su historia.
Gracias
Como siempre leo tus entradas con urgencia,queriendo saber el final!!
y yo como siempre me alegro de que leas todas estas cosas que me da por publicar. un abrazo y un beso para ti