Me llamaban algunas veces del trabajo, después de la media noche y yo tenía que salir, casi siempre iba muerto del miedo, fue por eso que compré el arma. En un principio, antes de venirme a esta ciudad, era mecánico, arreglaba casi cualquier cosa, los motores eran para mí un tema interminable, pero las cosas cambian, por ejemplo: nunca imagine que tendría que llevar un arma conmigo para sentirme tranquilo.
El poder de un arma V
junio 14, 2012 por Carlos Efron Mur
Publicado en A la hora de amar, Después del sexo, Historias de a pie, Historias sin fin, Las apariencias engañan, Lo demás es silencio, NOVELAS EN TRES LINEAS, RELATOS | Etiquetado el poder de un arma | 5 comentarios
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Las armas… pienso que solamente deben de usarlas las fuerzas de seguridad, y … tras muchos controles.
a veces creo que las armas no las debería usar nadie…
tienes mucha razón. 🙂
Nunca imaginamos tantas cosas, que un arma se le puede llamar a cualquier cosa. Incluso a lo que algunos estáis pensando……. Me ha enganchado la historia, veremos que nos depara. Cuidate
es un compromiso compadre y sigo trabajando en la historia, ya la compartiré en las próximas horas, un abrazo