Farsantes que perforan el tímpano. Un te amo que no tiene lugar, una noche que nunca existío y ese ruido de tu piel que me invita amar, una noche de salvajes caricias, un adios por las mañanas, un te quiero sin compromiso, una canción que no puedo cantar, unas sabanas que revelan nuestras caricias, un deseo que tiene olor a piel, a sexo, a fluidos que recorren nuestros ser, un mañana disfrazado en besos, unos besos que saben disfrazar un te amo, porque no quieren perforarte los tímpanos, un amor del cual nunca te conte. Un sueño, un amante, la imagen del que esta distante, del que no duerme, del que cree tenerte en sus brazos, un fluido que busca ansioso habitar tu ser, un ser que termina por encontrar su otra mitad y esta música que hoy no sabe a nada, un te quiero de nuevo, unos labios que te quieren morer y estas uñas que te desgarran la piel y después del sexo, tú y yo juntos, bailando hasta el amanecer, jugando con lo que pudo, con lo que es y con lo que no debe ser. Una sonrisa en la mañana, un te llamo que sabe a despedida, una caricia en tu piel, unas sabanas tiradas sin prisas, una ropa que no te cubre más y en tu piel me pierdo de anto placer y tú que me quieres morder. Una entrega sin esperanzas, un te quiero que no sabe a nada, un te amo que no debe ser, un te deseo todas las mañanas y un encuentro cada tres días y en tu piel mil caricias encendidas y en tus manos mi piel.
Queda pendiente la música de fondo
«un mañana disfrazado en besos, unos besos que saben disfrazar un te amo». Me encanta esa imagen.