Para algunas personas, esas que hasta hoy permanecían ajenos a las desgracias ocasionadas por la delincuencia, se dicen: que es una lástima que dicha delincuencia ya este tocando a sus conocidos, que es injusto que esté llegando hasta ellos, a esas personas, por momentos me gustaría recordarles que la delincuencia existe sin importar que tan lejos o cerca este de su casa, que ese tipo de violencia no necesita acabar con la vida de un conocido para poner atención de su existencia, la realidad es simple, y es que ese estado de inseguridad se vive en cualquier calle del país, en cualquier instante y bajo cualquier pretexto y si no, yo invito al que esté libre de peligro, que salga a la calle para recibir todos los balazos. Seguramente que una vida sin peligro no tiene mucho sabor, pero una vida en constante peligro, pierde la capacidad de asombro y qué decir del hecho de disfrutar de ella. Acá en otra de las fronteras del miedo, la cosa ya nos va gustando, ya nos va convirtiendo en adictos del peligro y es tan simple que tenemos claro que la llegada del sábado trae consigo enfrentamientos armados, balaceras por diversas calles, bloqueos, heridos y unas cuántos muertos, no es común cuando nos dice que secuestraron una autobús, pero lo mejor de todo es cuando nos dicen que algún conocido viajaría en uno de esos autobuses secuestrados y nosotros nos empeñamos e incluso nos aferramos a la idea de que ese conocido, tiene mucha suerte. Perra situación que nos deja todo a la suerte, por eso cuando tenemos ganas de salir a cualquier ciudad en lo primero que pensamos es en lanzar una moneda y que la suerte decida si salimos o no y de plano si tienes mala suerte en todo, mejor ni te muevas que te va a ir de la patada y a nadie le gusta que su suerte sea la que defina el destino de sus días.
El país vive una realidad que no tiene vuelta y sin embargo para muchos no esta pasando nada, y creen eso porque no tienen a ningún conocido que le haya sucedido algo que tenga que ver con el crimen organizado. Se pueden citar mil ejemplos de esos casos, por ejemplo en una platica escuche a una mujer que le decía a su vecina, que eso de la guerra con narcos y los bloqueos y las balaceras, no eran otra que puro cuenta, que ella nunca había ni oído nada. Otra es cuando escucho a alguien que vive en una colonia que se presume ajena de los enfrentamientos armados y cuentan los vecinos de este lugar: por donde yo vivo nunca pasa nada de eso, también te topas con las personas que te pueden decir: a mí ya me paso. Desde luego que todo mundo apela a su suerte y creen que eso va a bastar para salir bien librado todos los días, pero todos sabemos que eso no va a suceder, como también tenemos claro que el cambio de gobierno es una falsa esperanza. Lo único que me queda bien establecido es que tarde o temprano nos va alcanzar nuestro destino, el más irremediable de todos, me refiero a la muerte.
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