Acá debería aplicar la ley de la oferta y la demanda, pero en sentido inverso, por ejemplo:
Las balas, las armas y los servicios funerarios deberían ser cada vez más caros. Las casas las deberían abaratarse, aún mucho más (ya ven que tienen precios de risa).
Cierto es que cada bala debería valer cerca de los cien mil pesos y cualquier arma más o menos un millón de pesos, así no cualquiera traería una o quizá sí, pero antes de disparar se lo pensarían dos o tres veces, aunque la vida no tenga un valor económico o comercial, más vale encarecer esos productos. Una casa debería tener un precio de risa, quizá lo de una bala y un auto lo de un arma, pero lo que no debe tener valor nunca es un sueño, porque uno no puede dejar de soñar, para todo lo demás que baste una sonrisa.
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