Un intento más por hacerlo. La verdad, si es que se puede hablar de la verdad, es que todo es un intento, algunos son grandes y otros más no tienen manera de ser medidos, y no por eso pierden su calidad de intentos.
Hace un rato tenía algunas dudas, acerca de las libertades que puedo otorgar a mis personajes, y lo cierto es que ellos no dependen de su voluntad, sino de la mía, pero llega un momento en el que uno confunde la función de ellos y la propia. Un personaje por lo tanto no puede tener pretextos para guiarnos por el camino que a él le parezca el mejor, no puede ni debe disponer de nuestros tiempo y su existencia está condicionada a nuestros intentos de hacer con ellos, de su vida, un lugar enteramente a nuestro antojo (eso lleva algo de falso, pues si su entorno no es congruente, entonces su razón de ser carece de sentido alguno, así que ese “antojo, está condicionado por la veracidad, que requiera nuestra historia a crear).
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